LOS NIÑOS ESCRIBEN AL PADRE ALBA

 

Una vez que el Padre Alba estaba bajando las escaleras, cuando ya estaba malo, me pidió que le ayudase: "Ayúdame a bajar las escaleras, por favor". Apoyado en mi hombro, bajó las escaleras. Y cuando ya las hubimos bajado, me dio las gracias. Estaba contento. Yo le contesté "de nada". Luego me fui a jugar feliz. Ésa fue la última vez que lo vi.

Albert Poch (8 años)

 

Querido P. Alba: Ya que estás en el cielo, te mandamos un beso de nuestra parte. Te queremos mucho. Ya que estás con la Virgen María y Jesús, te mandamos también un abrazo.
Querido Padre Alba, te damos muchos besos y queremos estar contigo.

Paula, Lidia, Aurora, Mónica, Alba y Mª Montserrat (4 años)


Querido Padre Alba, tu hacías muy bien las misas. Espero que esté usted en el cielo. Yo iré algún día al cielo. Espero que seas feliz y te deseo una nueva libertad. Te quiero mucho, Padre Alba. Te agradezco porque dejaste hacer las cabañas. Padre Alba, has sido muy santo, espero que seas aún más santo y también espero que te diviertas mucho y seas feliz.

Carmen Martínez Mena (6 años)

Mi querido Padre José María Alba: Te quiero mucho. Tú me hacías mucha gracia cuando estábamos en la misa. Te prometo que siempre, a partir de hoy, iré siempre a la capilla a rezar por ti.

Jaume Grané Morcillo (6 años)

El P. Alba enseñaba mucho a los niños y las niñas del Colegio y ahora le echo de menos. Daba pena cuando se murió, pero el alma del Padre Alba está en el cielo. Pero no hay que llorar mucho porque cuando nos muramos nosotros, ya lo veremos, y ahora está descansando.

Irene (6 años)

Te quiero, Padre Alba, de verdad. Me porté regular, aunque rezo por ti. Te queremos mucho. Me acuerdo mucho de ti, mucho, mucho. Te quiero de verdad.

Miquel (6 años)

Querido Padre Alba, yo te quería mucho, como tú me querías y puede que seas un santo porque toda tu vida te portabas muy bien y si eres santo serás mi patrón como San José. Un beso a ti y a la Virgen, a Jesús y a Dios. Y te haré un dibujo con mucho cariño.

José Mª Pacha Conde (6 años)

Querido Padre Alba: Deseo que estés en el cielo. Yo también quiero ir al cielo, pero primero tengo que ir de carmelita. Cuando tenía cuatro años te quería un montón.

Almudena Domínguez López (6 años)

Padre Alba, tu hiciste todo este Colegio, pero tuviste que morir porque usted quería tanto a Dios, que tuviste que morir. Aquí me dio mucha pena porque tu fuiste muy bueno con todos los niños y las niñas.

Alicia (6 años)

Querido Padre José Mª Alba: Deseo que estés en el Cielo; yo te quería mucho y me gustaba cómo hacías la misa. Te ofrecemos una obra de teatro y es para el día de San José, y acabaré el trabajo que tengo en la clase.

Alba Peris (6 años)

 

EJEMPLO A IMITAR
Os voy a contar los últimos recuerdos que tengo del Padre Alba.
Me acuerdo un día que al terminar Adoración Nocturna, bajó el Padre y nos empezó a explicar todo lo que le iban a hacer en la cabeza, para ver lo que tenía. Todos le escuchábamos sonrientes, pero por lo menos yo, por dentro, tenía el corazón encogido. No sabía si llorar o reír. El P. Alba un poco enfadado decía: "¡Jo, y yo que quería ser mártir!"
Aún me acuerdo de que en una fiesta del Centro, en la que celebrábamos San Estanislao de Kostka, mientras a él le traían su comida, se sentaba en un banco y, mientras, todos los niños de alrededor escuchábamos. Esa escena me recordó a cuando Jesús dijo: "Dejad que los niños se acerquen a mí".
Otra cosa que recuerdo del Padre es que siempre fue alegre, hasta su muerte, siempre alegre. A principio de curso, cuando celebramos la fiesta de la Virgen del Rosario, por el altavoz dijo: "Las niñas que lleven un lazo en la cabeza estarán en primera fila". Así, el día de la procesión escogió a unas cuantas niñas, entre ellas a mí, y nos puso unos lazos blancos que decía que eran de la Virgen.
Éstos son algunos recuerdos que tengo del Padre Alba.

Ángela Ruiz Gómez (12 años)

Todos tenemos que seguir haciendo lo que el P. Alba nos enseñó, ahora que está en el cielo. No tenemos que pecar nunca. El P. Alba quería siempre a los niños. Nos tenía mucho cariño; siempre nos dejaba hacer cabañas. Él quiso hacer un colegio para que todos nosotros nos salvemos.
Y seguro que el P. Alba está en el cielo, por todo lo que trabajó por la salvación de las almas. Nos ha enseñado a rezar, la Adoración nocturna, la misa, la religión; nos llevó a la Unión Seglar, colonias y campamentos... Yo siempre que le veía me alegraba. Siempre le he querido; él me dio mi primera comunión y estuve contenta por dos cosas: la primera es que Jesús estaba en mi corazón y la otra es que el Padre Alba celebró mi comunión. A todos nos regaló un recordatorio. Cuando él estaba enfermo hice muchos sacrificios, para que su alma subiera al cielo. Yo estoy contenta porque sé que él está con mi madre y con mis hermanos en el cielo.

Ana Paniello García   (9 años)

Querido Padre Alba:
Ya sé que usted está con Jesucristo y con mi madre y mis cuatro hermanos. Me acuerdo cuando nos dejaba hacer cabañas, en los recreos en el colegio, cuando se lo pedíamos. ¡Nos quería mucho!
Por favor, le pido que interceda por mí y por mi familia, para que un día nos reunamos todos en el cielo.
Me acuerdo que quería muchísimo a los niños.
Una vez, ayudándole a misa, le aguanté el libro del evangelio y me pesaba tanto que le iba a decir que no podía más, pero hice un sacrificio y aguanté. ¡Se imagina la cara que hubiera puesto...!
Espero verle pronto en el cielo. Cuide mucho a mi mamá, y ayúdenos a seguir el buen camino.
Su hijo, que se acordará siempre de usted.

Juan Paniello García (8 años)