¡SIEMPRE HAY UN TRABAJO PARA CADA AMANECER!

Esta frase con la que termina la carta, su ultima pagina para meditar en Meridiano Católico, es impresionante, me ha impactado sobremanera. Se descubre como el resumen de la vida de esta alma de gigante, que como otro Pablo no le arredraba el trabajo. Al contrario, se lanzaba a él con entusiasmo, con verdadera pasión, por Cristo, por la Iglesia, por las almas. Y eso dicho en unos momentos en que se sentía desfallecer, que todavía impresiona más . Sí, Padre, siempre hay un trabajó, para cada amanecer, y para V.R. en ese amanecer de Eternidad se le da el trabajo de cuidar de todos nosotros; que al igual que Santa Teresita, que quería pesar su cielo haciendo bien en la tierra, V.R. seguirá haciendo bien a toda su gran familia, a todas esas almas que le estaremos eternamente agradecidas por habernos mostrado el verdadero camino que es Jesús. A todas esas almas que con el carisma que Dios le concedido de educador y formador ha logrado hacer verdaderos hombres y mujeres de fe dispuestas a confesar Su Nombre. "Ser apóstol o mártir acaso..."
Carisma de educador: Es el recuerdo que tengo más grabado del padre Alba, tenía un don especial para formar, educar. Aprovechaba todas las ocasiones, excursiones, campamentos; pero no tenía prisa, iba a nuestro paso, un día decía una cosa, otro otra; pero aquello que te enseñaba o explicaba ya no se te olvidaba nunca. Por eso yo desde los 11 años en que fui al primer campamento, hasta los 19 que entré de Carmelita, aprendí mucho de él. Lo hacía además de una manera tan amena que cuando él hablaba estábamos todos embebidos, sin pestañear ... Cuando me acuerdo de esto me doy cuenta de que ésa era una gracia especial que Dios le concedió y que no todos la tienen. El P. Alba tenía don de gentes, se ganaba a la gente porque se hacía todo a todos, era santo; pero no le gustaba aparentar, se comportaba con una sencillez encantadora; pero a la hora de probar en la humildad era muy exigente. Él dijo una vez que prefería que fuésemos menos en el Centro o la Unión Seglar, pero que fuéramos buenos, humildes, entregados, de fiar. Recuerdo una vez (yo entonces no sabía de pruebas de este género) en la que me tocó el turno de pasar por la humillación. Me había tocado el"nodo" y lo preparé lo mejor que pude, y a la hora de salir a decirlo, salí con todo mi desparpajo habitual (pues vergüenza tenía muy poca, si tenía). Y al Padre le pareció ése el momento más conveniente para darme en la cresta y lo hizo muy bien, por cierto. Me dijo cuando terminé de hablar que lo había hecho fatal, que se notaba que no me había preparado y no se sí algo más, y me dijo que para el próximo sábado me tocaba otra vez el nodo a ver si la hacia mejor. Y yo, que no sabía lo que era tener vergüenza, esa vez lo comprendí perfectamente. Pensaba para mis adentros "tierra trágame". Cuando acabó la ultreya, en vez de ir a Misa me fui a mi casa a escape, pues no quería que nadie me viera, y pensaba "ya no vuelvo más por aquí". Era el amor propio que protestaba, como sólo él sabe hacerlo. Pero, ¡¡¡OH, MILAGRO!!! eso lo atribuyo al Padre Alba, que seguro que rezó por mí: En TODA la semana NO ME VOLVÍ A ACORDAR PARA NADA NI DE NODOS NI NADA.
Llegó el sábado y me fui el Centro tan tranquila. En la reunión de grupo se le ocurrió a Chari preguntarme si tenía bien preparado el nodo. Bueno, la cara que puse entonces no creo que la haya puesto nunca en mi vida. Si no me cogió un infarto, eso fue otro milagro. Entre todas me dijeron alguna noticia y así, con tres o cuatro noticias cogidas al vuelo me presenté. Salí como si fueran a degollarme, con un apuro terrible y en cuanto terminé, el Padre me dijo que lo había hecho bien, que otra vez me tomara antes un poquito de vino, para salir más animada; yo no salía de mi asombro. Sólo después de mucho tiempo comprendí todo y le agradecí de todo corazón el haberme tratado como a una hija. Él sabía lo que hacía y el porqué lo hacía y así con cada uno, se preocupaba de ir modelando esa arcilla para hacer como decía él: HOMBRES Y MUJERES. Sí, Padre, siempre HAY UN TRABAJO PARA CADA AMANECER.
¡¡¡GRACIAS PADRE!!!

Mª Isabel de Santa Teresa De Jesús . i.c.d.