DIEZ PUNTOS CLAVE DE LA CATEQUESIS DEL
PAPA SOBRE LA FAMILIA
1.
«Es en la familia donde aprendemos a abrirnos a los
demás, a crecer en libertad y en paz».
2.
«Y ésta es la gran misión de la familia: hacer lugar a
Jesús que viene, recibir a Jesús en la familia, en la persona de
los hijos, del marido, de la esposa, de los abuelos, porque
Jesús está allí».
3.
«Ser madre no significa sólo traer al mundo un hijo, sino
es también una elección de vida: ¿Cuál es la elección de vida de
una madre? Es la elección de dar vida. Y esto es grande y
bello».
4.
«Las madres son el antídoto más fuerte a la difusión del
individualismo
egoísta. "Individuo" quiere decir "que no puede ser
dividido". Las madres, en cambio, se "dividen" cuando acogen un
hijo para darlo al mundo y hacerlo crecer».
5. «Para ser un buen padre, lo primero es
estar presente en la familia, compartir los gozos y las penas
con la mujer, acompañar a los chicos a medida que van
creciendo».
6.
«El padre trata de enseñarle lo que el hijo aún no sabe,
corregir los errores que aún no ve, orientar su corazón,
protegerlo en el desánimo y la dificultad. Todo ello con
cercanía, con dulzura y con una firmeza que no humilla».
7. «Ser hijos nos permite descubrir la
dimensión gratuita del amor, de ser amados antes de haber hecho
nada para merecerlo, antes de saber hablar o pensar, e incluso
antes de venir al mundo. Es una experiencia fundamental para
conocer el amor de Dios».
8.
«Una sociedad que descarta a sus mayores es una sociedad
sin dignidad, pierde sus raíces y se marchita; una sociedad que
no se rodea de hijos,
que los
considera un problema, un peso, no tiene futuro».
9.
«¡Qué bello es el aliento que el anciano logra transmitir
al joven en busca del sentido de la fe y de la vida! Es
verdaderamente la misión de los abuelos, la vocación de los
ancianos. Las palabras de los abuelos tienen algo de especial
para los jóvenes. Y ellos lo saben».
10. «Los niños nos recuerdan que somos
siempre hijos. Incluso si uno se convierte en adulto o anciano,
aun si se convierte en padre, si se ocupa un lugar de
responsabilidad, por debajo de todo esto permanece la identidad
de hijo. Todos somos hijos. Y eso nos vuelve a llevar siempre al
hecho de que la vida no nos la hemos dado nosotros, sino que la
hemos recibido».
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